Al inicio de este viaje no me interesaba mucho ir a Isla de Pascua...más bien soñaba con pisar la Línea del Ecuador, conocer Otavalo, conocer las ruinas mayas de Guatemala....por ahí iba mi idea de las vacaciones de invierno. Pero el hecho de viajar con gente que quiero mucho me hizo posponer eso y valorizar la idea de conocer la Isla de Pascua.
Rapa Nui es hermoso, mucha vegetación, una tierra roja que llama a la caricia. Ni hablar de la maravilla que son los moais. Ver ese prado en la ladera del Rano Kau donde por lo menos hay 400 moais a medio camino de su ahu (plataforma) es increíble. La mente se pone a funcionar a mil por horas tratando de hacer calzar alguna de las teorías que nos dan a conocer sobre cómo estos gigantes de piedra llegaban a su destino.
Pienso que la única leyenda Rapa Nui que conozco es la del hombre pájaro y son tantas las que nos van contando a medida que avanza el recorrido por la costa.
La verdad, fue un acierto haber aceptado el desafío de este viaje. Sumado a la maravilla del paisaje y la excelente compañía de mis amigas viajeras, está el descanso necesario para volver a retomar la vida santiaguina.
¿Cuál será el destino del próximo viaje? ¿Quién sabe?...solo estoy segura de que lo disfrutaré como todos los viajes que hasta ahora llevo en el cuerpo.
